sábado, julio 30, 2005

bocado de cielo

Tenía la boca llena de mierda, saboreaba los excrementos acariciándolos con la lengua. Paladeándola como si se tratara de un denso y pastoso paté caro de esos que venden en El Corte Inglés.
Su textura pastosa, el intenso olor que bajaba por la tráquea y rebotaba en las paredes del estómago me producía náuseas. Mi estómago se convulsionaba y los jugos gástricos se revolucionaban al prever lo que se les venía encima.

viernes, julio 29, 2005

dios qué frio

El viento de la noche transformaba en escarcha la sangre de las venas que tus brazos deshelaban

jueves, julio 28, 2005

miau

El gato caminaba por la estructura cuadrangular de medio metro de altura que cercaba el viejo olivo con andares sensuales, daba una vuelta entera y se paraba para mirarme fijamente, como si mi presencia hubiese interrumpido algún rito gatuno. Él me mira y yo le miro desafiante porque a mi no me vacila ningún gato, y menos ese gato de rayas esmirriado. El jodido gato me obseva con cara de buena persona, con benevolencia logra deshelar un tanto mi duro corazón y sentirme culpable por ser un gilipollas insensible. Con su mirada logra arrancarme un mental Qué majico pero no pienso claudicar a su dulzura y le pregunto Qué pasa, qué miras. Y el sigue más chulo que un ocho sin decirme nada, como pasando de mi, pero le oigo pensar Este tío es tonto de cojones, no pensará que le voy a contestar. Y el gato, indiferente, continúa su gatuno caminar, salta hasta una caja de zapatos vieja, se acurruca y me sigue lanzando su dulce y bondadosa mirada.
El gato me mira como un extraño animal de esos que merodean por las calles, de los que emiten sonidos que ellos no entienden, soy un animal de esos que se rascan y huelen mal y transmiten enfermedades…
Y yo le digo Adiós gato, hasta la próxima.

miércoles, julio 27, 2005

cada día al atardecer

Cada día al atardecer, cuando el Sol dora las baldosas de la ciudad aparece el caballo a las puertas de la catedral. Allí estira su cuello hasta convertirse en jirafa blanca para comer nubes, que son producto de los sueños de las personas.
Personas como Miguel, el hombre mudo que temía a los dragones escupidores de fuego, pues de pequeño jugaba con aerosoles a que era un gran dragón que devoraba a toda su familia y así fue cuando en un descuido quemó las cortinas del salón y prendió fuego a su casa en una madrugada de verano.
Miedo a dragones que a su vez tienen miedo a los bomberos apagafuegos.
Bomberos que tienen miedo a la sequía que impediría el uso del agua.
Sequía que tiene miedo al Sol.
Sol que tiene miedo a la noche pues no se fía de ella.
Noche que tiene miedo a nosequién, nosequién que tiene miedo a nosecual…
Al final resulta que todos tenemos miedo de algo. Joder.

martes, julio 26, 2005

¿ quién cojones inventó el verano?

Y dijo Dios: ¡Hágase una época del año en la que el aire sea denso y el calor insoportable!

Una época en la que el hombre se levante varias veces en la noche empapado en sudor asqueroso que pringa las sábanas y la almohada y ese sudor le haga sentir sucio.
Hágase una época en la que el hombre descanse del duro trabajo diario yéndose a un lugar paradisíaco. Pero el hombre es pecador y pagará sus pecados encerrado en un horno fabricado por él mismo en una hilera de hornos que esperan llegar a su destino.
Y el lugar paradisíaco será simplemente un tongo: Allí os dejaréis los dineros (ganados engañando a las gentes) en “manjares” de chiringuitos. Y la fina arena paradisíaca se os pegará al cuerpo y será molesta, eso si logra el hombre hacerse con un hueco entre tanta sombrilla y toalla.
Será una época en la que unos putos bichos atormentaran al hombre dejando marcas en su cuerpo.

Y vio Dios que estaba bien joder al hombre y así lo hizo.

martes, julio 19, 2005

un tonto

El joven caminaba apesadumbrado. Caminaba descalzo entre vasos rotos. Volvía del puticlub de dos manzanas más allá, donde le habían rechazado varias veces sus billetes empolvados, no por su aspecto pueril pues su carné atestiguaba la mayoría de edad, sino por su deplorable aspecto de ebriedad que le impedía mantenerse dignamente erguido y menos aún una erección que le asegurase la rentabilización de su desembolso.
El joven gritaba un nombre que sonaba a desengaño.
Las gentes le miraban con una mezcla de asombro (¿qué coño está pasando?), miedo (a ver si le va a dar una venada y nos mata a todos), enfado (¡cómo puede existir gente que se digne a violar la tranquilidad y el bienestar de ésta nuestra ciudad!), incluso hacía reír (ja ja ja el borracho ese qué tonto que es).
Pocos comprendían que él sentía miedo de saber que su futuro estaba marcado por la soledad, ninguno sabía que la chica a la que amaba se había suicidado porque no soportaba su negatividad, su pesimismo, su negra visión…
El joven se veía incapaz de cambiar, veía imposible rehacerse ante tal varapalo, veía todo tan cuesta arriba…Pero arriba de la cuesta no sabes si vas a encontrarte algo mejor que abajo, así pues el joven decidió dejarse caer cuesta abajo, además de dejarse caer a las vías del tren, y quizás ahora sea sólo mierda entre las vías o quizás se haya reencontrado con su amada para darle el coñazo durante la eternidad o incluso un poco más o quién sabe lo que pasa cuando uno muere. ¿Por qué nadie viene a contárnoslo?

P.D.: Es tan fácil ser decadente, pensar en lo peor, sumergirse en la tristeza. Es tan fácil cuando sabes que el mundo no es perfecto pero es tan estúpido dejarse derrotar…
El tío este era tonto de cojones…de todo tiene que haber en esta vida.
Por cierto, que si algún muerto lee esto no hace falta que venga a contarme personalmente cómo fue su experiencia, que deje un comentario si eso…

domingo, julio 17, 2005

un sábado

El camino era largo y empezaba a costar,
los pasos cien veces dados se empezaban a olvidar.
Las noches, todas etílicas, no eran un mal recuerdo. No eran un recuerdo.
Las mañanas, todavía etílicas: recuerdos de mal-estar.

sábado, julio 16, 2005

¿soy o no soy?

No quiero ser canto rodado
No quiero ser moldeado por la corriente
No quiero ser quien guste a la gente
No quiero paz dentro de mi
No quiero ser verja de hierro
No quiero dulce cielo
Quiero ser madera que arda
No quiero árbol caído
No quiero permanecer dormido
No pretendo ser engranaje
Busco ser máquina de motor inmóvil pero los hilos que cuelgan de mis manos me delatan
y ya no hay remedio alguno para dicha enfermedad.
Las heridas de las cadenas en los talones y la soga al cuello que ahoga y me impìde ser son pequeñas muestras de mi libertad como ser humano.
Las noches son la continuación de los días en los que pienso que mi mundo ha de cambiar.
A veces pienso entre pesadillas que llegará un momento en el que alguien piense por mi, soy optimista cuando pienso ésto pues estoy seguro de que ya piensan por mi. Sólo me queda elegir entre los dos caminos que el "pensador universal" me ofrece, sin opción a emprender la huida campo a través. Si consiguiera ésto último sería tildado de enfermo por todos cuando en realidad habría descubierto la sanación.
Cada paso titubeante lo darán por mi. Cada uno de éstos significara tensar la soga.
Cada paso decidido, salmón o no, será... ¡yo qué sé qué será!

viernes, julio 08, 2005

te he visto y no me acuerdo

A muerto el amor
reemplazado por el sexo.
Ya no hay felicidad,
todo es lujuria y pasión.
Hace tiempo fellecieron las
palabras susurrantes
que
llevaban sangre a los oídos.
Hoy
la sangre descendió
para usos impersonales.
Te he visto y no me acuerdo.
Hoy los árboles crecen mustios,
sin ganas de crecer.
Hoy no es igual que ayer.
Pero tampoco digo que
sea hoy en todas partes.
Conozco a gente que
no vive en el tiempo definido,
que no conocen hoy ni ayer
ni mañana,
que viven lo que quieren
sabiendo cómo apañarselas.

lunes, julio 04, 2005

ommael

Creo que fue una derrota, no lo sé. Pero es extraño pensar que consiguiendo lo que queríamos, lo cual antes se consideraba un triunfo absoluto, ahora me ronden las imágenes de un rotundo fracaso…
En realidad yo no sé que pasó, quizás yo nunca estuve allí, quizás fue sólo un sueño; pero si así fuera…¿por qué no hubo sexo?.
El hombre solar eterno que somos todos nosotros vino a hablarnos sobre mentiras que él llamaba “LA VERDAD”, y yo, que siempre escucho y no sé por qué nunca cuestiono nada cuando parece que me dan un par de razones por muy malas que sean, decidí tocarle los cojones al mismísimo Sol (Dios reencarnado), y revivimos a un ejército de mentes elucubradoras que con retales de teorías reinventadas zurcieron el manto que cubrió a LA VERDAD para no ser escuchada nunca más.
El ángel de la guarda de dulces e infinitos orgasmos bostezó, se levantó y se fue.
Nuestras estupideces consiguieron superar las suyas. El momento fue divertido, nos sentíamos orgullosos de la difícil hazaña (¡habíamos echado al profeta!).
Fuimos impenetrables, o al menos eso creíamos. El paso de las horas sólo tenía un nexo común. Vimos como se iba aunque ni siquiera se despidiese, pero nos mintió. Se había quedado allí con nosotros, nos siguió a todas partes, durmió conmigo…
La noche se convirtió en día con sus ideas rozando las maltrechas gargantas.
Fue una derrota, ahora lo sé.