la puerta
Todo queda tras la puerta, tras la puerta que se ha cerrado.
Ahí encerraba un mundo mágico, había mil deseos y un sueño: la felicidad. Pero ahora la puerta está cerrada y ella (la felicidad), ¡la muy puta!, se ha marchado con alguno más rentable, con alguno que le page más y que se lo haga en 5 rápidos minutos. Increible.
4 centímetros de noble madera marcan una frontera, tras ella las paredes rojas siguen sonriendo ajenas a lo que acontece encerrado en las costillas.
Se ha parado, casi roto.