viernes, enero 27, 2006

Llegué a aquella casa a la que me invitaron y el anfitrion me dijo: "Deja el cerebro allí, con los demás". Yo no entendí nada pero él me lo explico: "Esto es una fiesta, aquí viene uno a divertirse, a no pensar, por eso no te hace falta el cerebro". Me lo dejó bien claro, así pues agarré mi craneo, lo levanté como quien se quita el sombrero y cogí el cerebro. Todos los demás estaban mas o menos desordenados pero yo deposité el mío con mucho cuidado y temor sobre una mesita muy linda con la superficie de mármol que se encontraba en la entrada.
Fue, posiblemente, la mejor noche de mi vida pero a la hora de recoger mi cerebro él ya no estaba, ¡me lo habían robado!¿Quién iba a querer un viejo, sucio y averiado cerebro? No me lo podía creer.
Al no poder irme desprovisto de un cerebro cogí uno, el más grande que había, y ahora mi vida es desdichada porque sólo me sirve para escribir porquerías como esta. The end.

mataratos I

hay momentos que yo no quisiera,
existen cerebros como quesos gruyer
una ceja mas alta que otra y un pie más allá que aquí
y en el momento de saltar me gustaria
matar
a los dos pájaros de un tiro
y acabar con este dolor de espalda que me mata
poco a poco...